jueves, 2 de junio de 2011

MITOS Y LEYENDAS

MADRE MONTE
Desde hace mucho tiempo en los montes hadados de Colombia habita la Madre Monte o Madre de los Cerros o Madre de la Selva o Fantasma del monte; para unos es un espectro, para otros un espíritu y para muchos la diosa que creó las alturas sagradas de éstas tierras, en donde esconde sus tesoros quiméricos ambicionados, buscados pero no hallados.
La tradición oral dice que la Madre Monte es una mujer muy alta, que sus cabellos son enredaderas, que sus orejas son hojas de begonia y que sus ojos son dos girasoles, que su nariz parece un pico de águila, sus lunares son conchas de caracoles. Se afirma que la Madre Monte usa un gran sombrero gris adornado con plumas blancas, negras, doradas, azules y rozadas.
Dicen que su cuerpo es sensual y que está cubierto con musgo verde, que cubre los pezones de sus cántaros de miel con rosas, azucenas o claveles los cuales son visitados por colibríes y picaflores para chupar su néctar.
Dicen que su cinturón es de bejucos de cobre y la hebilla es de plata con incrustaciones de piedras preciosas. Se afirma que su monte de venus está protegido por espinas agudas puyas de erizo, que usa sandalias de fique de oro. La Madre Monte a lo largo de cada una de sus extremidades superiores tiene enroscada una serpiente; que en una de sus manos empuña una varita mágica y en la otra una descomunal luciérnaga que le sirve de linterna. Ella habla con los animales, con los árboles, con los vientos a quienes cuida y defiende porque son sus hijos, hermanos y amigos.
La tradición cuenta que la Madre Monte tiene su ejército de árboles y entre ellos hay soldados, tenientes, capitanes, coroneles y generales y que ella es la generalísima comandante en jefe.
En los cuarteles, batallones y brigadas del ejército de la Madre Monte, hay árboles guerreros, unos narcotizan, otros producen alucinación, algunos hechizan, muchos aplastan y los árboles que caen en combate pudren a los depredadores que los tocan y van aumentando la temperatura de modo que si todos los bosques fuesen talados o quemados, todos los seres vivos en la tierra morirían calcinados y asfixiados.
También hacen parte del ejército de la Madre Monte las plantas carnívoras, las que adormecen, las que lanzan flechas, las que hieren con espinas, las que envenenan, las que producen alergias y las que derraman sangre. Además ella tiende trampas a los enemigos invasores, quienes caen en pantanos, en arenas movedizas o por acantilados o quedan atrapados en redes de bejucos o pegados en estalagmitas y en telarañas.
Dicen que su cinturón es de bejucos de cobre y la hebilla es de plata con incrustraciones de piedras preciosas. Se afirma que su monte de venus está protegido por espinas agudas puyas de erizo, que usa sandalias de fique de oro. La Madre Monte a lo largo de cada una de sus extremidades superiores tiene enroscada una serpiente; que en una de sus manos empuña una varita mágica y en la otra una descomunal luciérnaga que le sirve de linterna. Ella habla con los animales, con los árboles, con los vientos a quienes cuida y defiende porque son sus hijos, hermanos y amigos.
La tradición cuenta que la Madre Monte tiene su ejército de árboles y entre ellos hay soldados, tenientes, capitanes, coroneles y generales y que ella es la generalísma comandante en jefe.
En los cuarteles, batallones y brigadas del ejército de la Madre Monte, hay árboles guerreros, unos narcotizan, otros producen alucinación, algunos hechizan, muchos aplastan y los árboles que caen en combate pudren a los depredadores que los tocan y van aumentando la temperatura de modo que si todos los bosques fuesen talados o quemados, todos los seres vivos en la tierra morirían calcinados y asfixiados.
También hacen parte del ejército de la Madre Monte las plantas carnívoras, las que adormecen, las que lanzan flechas, las que hieren con espinas, las que envenenan, las que producen alergias y las que derraman sangre. Además ella tiende trampas a los enemigos invasores, quienes caen en pantanos, en arenas movedizas o por acantilados o quedan atrapados en redes de bejucos o pegados en estalagmitas y en telarañas.


PATASOLA
Desde hace mucho tiempo en las frías montañas, en los bosques misteriosos y en las selvas encantadas de Colombia, miles de animales silvestres huyen en manada al olfatear, escuchar o ver a la patasola, una mujer extrañamente bella, esbelta como una palmera, quien luce abundante cabellera de la que cuelgan serpientes de múltiples colores; como si fuera una Gorgona.
En su rostro sobresalen ojos de fuego, uno verde como una esmeralda y el otro rojo brillante e intenso como un rubí; con ellos rastrea como un escáner las entrañas en los montes, imanta y seduce a los hombres que la miran, despertando en los faunos los instintos eróticos salvajes, para que alivien un poco su insaciable excitación de ninfa en celo.
Entre sus labios púrpura y lascivos, resaltan sus dientes de diamante y de oro, que causan la ambición fatal de los buscadores de placeres, aventuras y tesoros.
Sus orejas están adornadas con aretes áureos y candongas plateadas. Su cuello de garza está ataviado con un collar de pedrería fantástica, fetiches y amuletos. Sus senos voluptuosos, redondos y rebeldes miran de frente exigiendo una caricia.
En su cintura de avispa se enrosca una culebra cascabel. Sus extremidades superiores son tan largas como las de un orangután y están acicaladas con brazales de oro y en sus muñecas ostenta pulseras de talismanes.
Sus manos las apoya en el suelo aun estando erguida, parecen muletas para sostenerse y mantener el equilibrio.
Su cadera desnuda la envidiarían las musas y las diosas y su santuario erótico, está cubierto con espeso musgo magnetizado. La Patasola, en vez de pie tiene una pezuña con grandes uñas.
Cuando La Patasola vaga por la vegetación perfumada, las aves vuelan en bandada, asustadas por la aparición inesperada de la criatura mitológica que desafía la lógica y alimenta la fantasía de mortales en los mágicos días.
Hay quienes especulan que La Patasola se casó, por conveniencia con un hombre inseguro, quien en un ataque de celos, le amputó uno de sus muslos con un hacha, argumentando que le había sido infiel.
Luego del marido la llevó y la abandonó en el bosque sagrado, para que muriera desangrada; pero por los "decretos del destino", ella sobrevivió y se transformó en un espanto, que aprendió a correr y a saltar en una sola pata y cuando lo hace, tiembla la tierra, los árboles se mecen y bambolean haciéndole venia en señal de veneración y adoración.
Algunas veces, La Patasola grita y se lamenta, produciendo un eco desgarrador que entristece a las motañas y selvas. Ella vive sola refugiada en los bosques como Eco: despreciada, enamorada y no correspondida.
Los campesinos que la escuchan son invadidos por un miedo cerval, únicamente contrarrestando, protegiéndose con mascotas, rodeándose con animales domésticos y poniendo un gran espejo en el patio de la vivienda, para que La Patasola al verse en él, sienta vergüenza y huya a esconderse en lo más recóndito de las montañas, bosques y selvas, donde se siente la reina protectora de la flora.
Dicen que para defenderse de sus ataques, la gente invoca una oración: Patasola, Patasola, lamento que vivas sola, pero si te atreves a agredirme yo te cortaré tus muletas, mejor vete y haz maletas.



EL MOHAN
Relatan que en la mítica región del Huila, el Tolima y Antioquia hay un Mohán corpulento con piel de oso peligroso y cruel.
Describen con barba espesa y larga, como la de un patriarca terrible que infunde autoridad y a la vez una sensación de malicia diabólica.
Describen al Mohán con barba espesa y larga, como la de un patriarca que infunde autoridad y a la vez una sensación de malicia diabólica.
Refieren que el Mohán tiene mal carácter, que es un ogro insociable con los hombres y muy simpático con las mujeres.
Cuentan que el cabello del Mohán es abundante y largo y que evidencian su formidable fuerza, capaz de sostener el peso de La Luna. Por eso los pescadores, remeros, bravucones y malhechores le tienen miedo cerval.
Hablan que el Mohán duerme en cavernas doradas, nostálgicas y misteriosas, y que en ellas tiene encantos, guacas, tesoros y lindas chicas fuente de placeres.
Afirman que para el Mohán las cuevas de oro son sagradas, porque las considera su hogar y refugio. Y que en ellas, él como curandero prepara bebidas salutíferas, elíxir prodigioso y bálsamo salvavidas, con frutas tropicales, plantas medicinales e hiervas aromáticas.
Murmuran que el Mohán se embriaga con aguardiente de caña y chicha de maíz, que el mismo prepara.
Cuentan que el Mohán hace largos tabacos negros, que los prende con cocuyos o luciérnagas, que los chupa y expulsa bocanadas de humo más grandes que las fumarolas de un volcán.
Comentan que cuando el Mohán sale de sus fabulosas grutas, carga bajo sus brazos de hierro una inmensa balsa dorada y echa en ella los remos de oro, su comida y bebida. Luego camina hasta el río Magdalena y se dedica a navegar, a pescar, a cantar y a enamorar.
Narran que cuando el Mohán ve doncellas hermosas bañándose en el río se les acerca y comienza a echarles flores y a prometerles eterna juventud y años luz de erotismo y felicidad.
Y que si el mohán con los varones es pendenciero y estafador, con las mujeres es un excelente conversador y seductor.
Que utiliza los remolinos del río y sus playas como una cama de amor.
Dicen que con una mirada hipnotiza y con su dentadura de oro las hechiza, porque con sus ojos lee la mente de las chicas, averigua su pasado, ve su presente y vaticina su porvenir
Relatan que en la mítica región del Huila, el Tolima y Antioquia hay un Mohán corpulento con piel de oso peligroso y cruel.
Describen con barba espesa y larga, como la de un patriarca terrible que infunde autoridad y a la vez una sensación de malicia diabólica.
Describen al Mohán con barba espesa y larga, como la de un patriarca que infunde autoridad y a la vez una sensación de malicia diabólica.
Refieren que el Mohán tiene mal carácter, que es un ogro insociable con los hombres y muy simpático con las mujeres.
Cuentan que el cabello del Mohán es abundante y largo y que evidencian su formidable fuerza, capaz de sostener el peso de La Luna. Por eso los pescadores, remeros, bravucones y malhechores le tienen miedo cerval.
Hablan que el Mohán duerme en cavernas doradas, nostálgicas y misteriosas, y que en ellas tiene encantos, guacas, tesoros y lindas chicas fuente de placeres.
Afirman que para el Mohán las cuevas de oro son sagradas, porque las considera su hogar y refugio. Y que en ellas, él como curandero prepara bebidas salutíferas, elíxir prodigioso y bálsamo salvavidas, con frutas tropicales, plantas medicinales e hiervas aromáticas.
Murmuran que el Mohán se embriaga con aguardiente de caña y chicha de maíz, que el mismo prepara.
Cuentan que el Mohán hace largos tabacos negros, que los prende con cocuyos o luciérnagas, que los chupa y expulsa bocanadas de humo más grandes que las fumarolas de un volcán.
Comentan que cuando el Mohán sale de sus fabulosas grutas, carga bajo sus brazos de hierro una inmensa balsa dorada y echa en ella los remos de oro, su comida y bebida. Luego camina hasta el río Magdalena y se dedica a navegar, a pescar, a cantar y a enamorar.
Narran que cuando el Mohán ve doncellas hermosas bañándose en el río se les acerca y comienza a echarles flores y a prometerles eterna juventud y años luz de erotismo y felicidad.
Y que si el mohán con los varones es pendenciero y estafador, con las evas es un excelente conversador y seductor.
Que utiliza los remolinos del río y sus playas como una cama de amor.
Dicen que con una mirada hipnotiza y con su dentadura de oro las hechiza, porque con sus ojos lee la mente de las chicas, averigua su pasado, ve su presente y vaticina su porvenir


LA LLORONA
Desde tiempos inmemoriales por los valles oníricos, ríos sagrados, lagunas fantásticas y montañas míticas de Colombia, se desplaza La Llorona, una mujer fantasma errante, vestida con bata variopinta que le cubre hasta los talones.
La espectral Llorona tiene cabello largo, rizado de colores plateado, negro y dorado; y en él posan grillos, luciérnagas, cocuyos y mariposas.
 Al ver de frente a la Llorona causa sorpresa, terror y espanto, pues su rostro es una calavera, en las cuencas oculares, giran dos bolas incandescentes, de su nariz cuelga un cordón umbilical y con sus enormes dientes muerde el tallo de una rosa roja.
Las mangas de la batola le llegan hasta sus muñecas, con sus manos grandes, huesudas y ensangrentadas arrulla a un feto muerto.
Al gemir La Llorona derrama lágrimas de sangre, sobre la mortaja azul de la criatura abortada, quién conserva su expresión angelical y con sus ojos parece acusar a la madre que le quitó la vida antes de nacer.
Sobre la cabeza de La Llorona está parado un cuero "El pájaro de los muertos, desgracia y del infortunio" y entre sus huesos emergen larvas, gusanos y cucarachas.
En la pañalera de bejucos, yacen sapos, ratones y serpientes, quienes la acompañan como mascotas. 
La Llorona con sus alaridos, produce un infernal ruido y con sus lamentos expresa su eterno tormento y arrepentimiento.  Dicen que La Llorona sólo ataca a las parteras, médicos, enfermeras y comadreras que ayudan a las parturientas y mujeres embarazadas a abortar.
También ataca a los hombres que preñan jóvenes solteras y niegan su paternidad para evadir la responsabilidad.

Y que castra a los violadores para que jamás vuelvan a tener apetito erótico y nunca jamás puedan saborear manzanas, melones ni melocotones.
Dicen que cuando La Llorona habla sólo invita a respetar la vida principalmente de los que están por nacer.


 LA MUELONA
En los lares encantados de la región Andina acecha y acecha "La Muelona" una mujer salvajemente hermosa, voluptuosa, desenfrenada, libertina y disoluta, esclavizada por volcanes de pasiones y apetitos sexuales insaciables.
Cuentan que la Eva iba de gallera en gallera, apostando a las riñas de gallos, que cantaba en las tabernas y bailaba en las discotecas y que jugaba en el garito con tahúres y fulleros.
Dicen que era una "mujer fatal", una máquina de fornicar, la reina de la lujuria y los vicios del alcohol y del cigarrillo y que era una hechicera experta en brebajes, menjurjes y bebedizos.
Afirman que la ninfómana vaticinaba la muerte por medio de la cartomancia, y que prestaba los servicios amatorios aquí, allá y más allá y que con su sexo, enloqueció, enfermó y arruinó a cientos de compradores de orgasmos.
Por "decretos del destino" de repente se volvió vieja, apergaminada y achacosa y ya no conseguía faunos, amantes furtivos que bailaran o se aparearan con ella.
Viéndose despreciada, habiendo sido utilizada en el negocio de los placeres dionisiacos prohibidos, se marchó a las montañas a olvidarse de las alimañas; pero por arte de magia la naturaleza le devolvió su juventud, sólo que con unos enormes y filudos colmillos y por eso decidió vengarse de los crápulas y licenciosos.
Dicen que La Muelona deambula por ríos, valles y montañas, que se va a danzar en los valles de hechos y helechos con esqueletos y que visita lugares donde hay adormidera, mandrágora, mirto, rosas y manzanas y que el siguen animales de instinto amoroso; carneros, machos cabríos, asnos, cerdos, liebres, gallos, perros y palomas.  Y que cuando canta, ríe, atrae a los fornicadores a su cama inundada de sapos, alacranes, ratones y serpientes y que después de tener sexo mata a los amantes y sacia su apetito caníbal.
Con la sangre de los faunos y esperma de sementales, prepara bebedizos a los que mezcla toda clase de pócimas de murciélago y llanto de cocodrilo, para atraer a los buscadores de los placeres ocultos a su fatídico nido.

1 comentario:

  1. muy buena introduccion pero en el mohan se equivocaron porque escribieron lo mismo pero si me sirvio

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